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CHECHE (JOSÉ LUIS GARCÍA BÁEZ)




Ilustración: Andrés Saurina

 

NO TENGO NADA QUE DECIRTE

No tengo nada que decirte
buitres vuelan sobre tu cabeza
gotas de agua en el desierto
témpanos en un mar tropical
candelas en días soleados
sombras en noches cerradas,
así eres tú , NADA.

No tengo nada que decirte
un semáforo que no se respeta
lecciones que nunca se enseñan
posters doblados en un rincón
montañas que nadie escala
café que se enfría en la taza,
así eres tú, NADA.

No tengo nada que decirte
mi voz ya no tiene sonido
cartas dejadas en blanco
canciones no cantadas
líneas telefónicas cortadas
miradas de ciego,
así eres tú, NADA.

NADA, COÑO, NADA.

Torden Midgard, Mayo 96

- II -

El beso de una puta tiene sílabas de lucha,
es el fragmento de una jornada interminable
y un grito sordo pidiendo que te vayas.
Te besa en el universo de su cuarto,
un cuarto en blanco y negro y sin ventanas,
donde los sueños se evaporan
por el calor helado de las sábanas.
Son besos desposeídos de palabra,
manchados de alcohol y de tabaco,
besos secos de amor y de esperanza
estancados en un pantano de lágrimas.
El beso de una puta te oxida el alma,
lleva en los labios la oscuridad del mundo
y sientes en cada beso el dolor de sus latidos
como restos infinitos de su ser.
Te besa ensalivada de deseos lucrativos
y tú quieres besarla para tomar su cuerpo,
para lacrarla con el sello de tu propiedad,
porque tú no eres distinto a los demás,
porque también tienes algo de puta,
porque la pobreza de tus besos y sus besos, es igual.

Mayo 97


- VIII -

A Mary Jane

Imagino que juego a imaginar,
y la sombra es roja e invisible
hermana de la soledad.
Mientras, miles de centellas se posan,
perdidas, en cajas de cartón.

Mary se ha marchado,
se ha evadido de mi piel
como la bocanada de humo
que iluminaba la negrura verde.
Siempre se vestía con boquilla de plata,
yo la escondía bajo la cama
cuando escuchaba el galope de los tacones
aproximarse desde el fondo del pasillo,
pero siempre la delataba;
su perfume de contrabando.

Mary se ha escapado de mi vida
y se ha llevado las luces de colores
que nunca supe interpretar.
Tampoco han vuelto los insectos
a tocar en mi ventana
queriendo invadir la habitación,
y ahora el mundo es inmenso
cuando tan sólo hace días,
en pocos segundos, lo podía sobrevolar.

Rodeado de alfileres sin cabeza
intento averiguar cuál de ellos
es la espada travestida
con la que me quiere atravesar,
ésa que quiere clavarme
entre los ojos del corazón.
Por eso no he vuelto a regar
las plantas vírgenes de Mary,
y tal vez por eso se fue,
seca y amortajada, envuelta en papel.
Muchas veces siento
que la quiero todavía
y tengo ganas de volverla a ver,
tal vez, si vuelvo a regar sus plantas
puede que regrese algún día,
con su boquilla de plata
y su traje de papel.

Junio 97