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EDITORIAL

Poe tiene un cuento, «El hombre de las multitudes», donde un paciente dado de alta en un hospital está sentado en una cafetería de Londres, gozando de su libertad y mirando la multitud vespertina, donde se fija en un viejo decrépito, de apariencia y aspecto extraños, a quien decide seguir. Al principio el hombre parece apresurarse con un propósito. Cruza y vuelve a cruzar la ciudad, hasta que su falta de objetivos resulta evidente a su perseguidor. Camina la noche entera por calles ahora desiertas y, al amanecer, camina todavía. Su perseguidor anda tras él durante todo el día siguiente y sólo lo abandona con las sombras del crepúsculo del segundo día. Antes de hacerlo, se para ante el desconocido y lo mira detenidamente a los ojos, pero el desconocido no lo reconoce y sigue su caminata.
La oda de Poe al misterio de la ciudad es una de las más grandiosas. ¿Quién, entre nosotros, no ha sido alguna vez ese perseguidor y ese desconocido? Cornell seguía a dependientas, meseras, jóvenes estudiantes con «aspecto de inocencia». Yo mismo recuerdo a un hombre alto, inusitadamente apuesto, caminando por la avenida Madison con los ojos cerrados, como si escuchara música. Tropezaba con las gentes, pero como iba bien vestido, no parecía molestarles.
«Qué historia salvaje», dice el narrador de Poe, «escrita en ese pecho». En una calle concurrida uno se vuelve voyeur rápidamente. Un dejo de peligro, erotismo y terrible soledad juega escondidillas entre la multitud. Rigen aquí lo indeterminado, lo imprevisible, lo etéreo, lo efímero. La ciudad es el lugar donde los opuestos más inusitados se encuentran, el lugar donde se vinculan momentáneamente nuestras distintas intuiciones. El mito de Teseo, el Minotauro, Ariadna y su hilo perviven aquí. La ciudad es un laberinto de analogías, el bosque simbolista de correspondencias.

Como el Hombre Araña de la historieta, el voyeur solitario galopa sobre una tela de fuerzas ocultas.

 

Charles Simic: La Alquimia de Tendajón.
El arte de Joseph Cornell. (UNAM, 1996)
Trad. Elisa Ramírez Castañeda

 

Atril Revista Literaría. Nº6 Segunda Época. Salamanca, diciembre de 2007

Dirección y Coordinación
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Juan José Mediavilla

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Fernando Díaz San Miguel, Raúl Aragones Lillo, Sonia Betancort (Delegación Hispanoamérica), Inmaculada Croche, Juan José Mediavilla.

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Textos
Marta Aliste, Guadalupe Álvarez Cañada, Isabel Bernardo, Jorge de Arco, Patricia Delmar, Luis Felipe Comendador, Lorena Escudero, Luis Miguel Gómez Garrido, Félix Guerra, Javier Martín «Invex», Boris Montecino, Sofía Montero, Pedro Patzer, Emilio Papel, Luis Quintais (traducción de Enedina Iglesias), Javier Rodríguez del Burgo, Charo Ruano, Roxana Sánchez Seijas, Josefa Sánchez Sousa, Mamen Somar, Luis Somoza, Isabel París Bouza, Teodoro Sáez Hermosilla, Salomón Valderrama Cruz, Gabriel Weisz Carrington.

Ilustraciones e imágenes
María Croche, Max Hierro, Alejandro Santos de Isla, José Luis García Báez (Cheche), Emilio Papel, Boris Montecino, Miguel Gutiérrez, Acacio Puig, Mario Ortín, Roberto J. Barroso.

Edita
Tertulia de Literatura Atril
Ateneo de Salamanca

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