El Zumo de los Días

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El Zumo de los Días

167, Divinitie Road

Pobre mosca

Todo lo dejo a medias. Hace ya mucho tiempo que dejé atrás la idea de acabar las cosas, porque todo está inacabado, nada más hay que veros a vosotros, a los seres humanos. No conseguimos acabar nada o cuando lo acabamos es demasiado pronto: somos abortos. Recuerdo a alguien que murió a los veintiséis años, consciente y sin terror. Desde entonces nada termino, desde entonces nada doy por terminado. El cuento es mío y quiero hablar de un libro, un libro que tiene más de quince años titulado Caballito de madera. Es un libro de un escritor famoso. Cuenta la historia de un peatón que tiene en su casa un caballo de madera, un caballo de balancín en el que se sienta todas las noches un rato después de la cena. El individuo en cuestión está cruzando como un furtivo la frontera de los cuarenta. ¿Cómo acaba ese libro? Acaba con la imagen de eses hombre sentado en su caballito, con los ojos fijos en un punto imaginario de la pared blanca. Luego nada, la vida sigue. El mundo es el sueño de un loco y desde aquí mando excusas y mis respetos para los otros locos. El mundo es el sueño de un loco que despierta en mitad de la noche y no encuentra una luz: entonces crea, crea formas inacabadas que somos los hombres, nos deja en duda. Por eso somos formas que nunca acaban nada, porque nadie puede beber agua si no tiene boca. Y el loco mira hacia arriba, algún instinto o una costumbre le hace buscar la luz mirando hacia arriba. Busca estrellas y sólo encuentra planetas. Murió a los veintiséis años. Tras su muerte me confesaba que había sido feliz, tan feliz como tú, me dijo, tan feliz como el hombre del caballito, tan feliz como el dios loco, como los hombres con cafetera italiana, como los coleccionistas.

Pero me estoy desviando... Cuento otras historias que no son lo que había venido a contar. No quiero contar mi historia, que es una historia de perplejidad más tiempo, ni la historia de la gota de lluvia ni la de la pastilla roja. Yo quería contar la historia de una mosca. La mosca de mi historia pasea por el mundo y ¡zas!, un matamoscas.

Oxford, 23 de julio de 1995

© Fernando Díaz San Miguel - Prohibido reproducir total o parcialmente cualquier elemento de esta página sin citar la fuente
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